domingo, 10 de octubre de 2010

Vampiros

Siempre me han parecido creaturas sumamente interesantes. Lo primero que hay que entender es que vienen de una estructura muy particular. Vienen de la estructura del pensamiento católico, en la cual existen las fuerzas del bien y las fuerzas del mal que se encuentran en constante lucha. Una lucha por apoderarse de las almas de los seres humanos, el bien tratando de salvarlas y el mal evitándolo a toda costa. Es en esta estructura de pensamiento que surgen una serie de creaturas que ayudan a unos o a otros. Bien, pues esta misma estructura es la que le da un escenario a nuestras creaturas. No es mera coincidencia que cuando pensamos en un vampiro, imaginamos una creatura del pasado y no de cualquier pasado, vienen de un pasado medieval, gótico para ser exactos. Y ¿no es esta una de las épocas mas fuertes de la Iglesia Católica? Claro y es cuando esta lucha debe ser compensada. Si el "bien" tiene en esos momentos tanto poder, el "mal" debe hacer algo y es a partir de la soberbia del ser humano, aquello que ya probó en diversas ocasiones que funciona, que "El Maligno" lo toma preso y lo vuelve su esclavo, su mensajero, su verdugo. 

Pero ¿qué es en realidad un vampiro? Un vampiro es una persona que cedió su alma y por lo tanto el resto de su existencia, por temor a morir, por vanidad, por soberbia. ¿El precio? Viene implícito, un cuerpo que ya ha muerto pero permanece alimentándose de la vida de otros, de su sangre, porque por si mismo ya no tiene la capacidad de generarse la vida. Una esclavitud eterna, la dependencia, la voracidad. En el intercambio se afina su capacidad de seducción, y se agudiza su capacidad de detectar las debilidades. Estas son sus armas mas poderosas, sabe por donde atacar y lo hace sin piedad. Una vez mas en el imaginario colectivo, un vampiro aparece como un personaje misterioso que se encuentra en las fiestas, en los bailes, en donde el ser humano se muestra en sus vicios, en sus debilidades, se pone vulnerable. Se presenta como alguien que puede ofrecer todo aquello que desean, aparentemente es interesante, acaudalado, seguro, exquisito y otras tantas características atractivas. Esta misma imagen lo coloca como una creatura nocturna, y una vez más, ligada al origen del personaje, la luz como símbolo del bien, tiene la capacidad de destruirlo. Es, como la mayoría de los depredadores, nocturno, ya que entre las sombras es más fácil esconderse, es más fácil sorprender y engañar. El vampiro es el más digno representante del mal. Es el seductor, un ser que muestra una cara misteriosa, sensual y deseable, cautiva a su presa y cuando finalmente la tiene segura, la traiciona, le quita la vida. Es la materialización de la tentación, aquello que en apariencia nos otorgará todo lo que buscamos, pero es una trampa y al final nos lo quita todo.

¿Seres de ficción? Puede ser, pero ¿acaso no los hemos conocido? ¿no hemos caído en su trampa? ¿no nos han hecho pedazos?

Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia. 

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