lunes, 30 de agosto de 2010

De cuando me volví invisible

La verdad es que no sé cuando sucedió pero es probable que yo lo haya provocado. Supongo que en estas cosas nadie tiene la culpa, tan sólo suceden. Poco a poco va uno desapareciendo. ¿Gritar? No, es inútil, las cuerdas vocales invisibles no producen sonidos. Y los objetos parecen no responder a mi tacto, al parecer tampoco para ellos existo.

No entiendo bien el proceso pero si sé que es algo paulatino, imperceptible al principio pero llega cierto punto en el que parece no haber retorno. Imagino que con el tiempo hasta tu nombre desaparece. No estoy muy segura de haber llegado a ese punto pero si sé que en la memoria de quienes me quisieron ya estoy por desaparecer para siempre. ¿Desaparecerá mi acta de nacimiento o tan sólo se borrará en ella mi nombre? ¿Qué pasará con lo que construiste? Aquí estoy y parece que sigue estando todo aquí pero, cuando ni yo misma me vea quizá desaparezca también. Se borrará todo como si nunca hubiera existido. Me pregunto si quedará algún rastro. Cuanta incertidumbre, nadie te prepara para desaparecer.

Si alguien puede ver esto, si alguien me recuerda... no es fácil naufragar en el olvido.

miércoles, 18 de agosto de 2010

¿Y que hay de esas jugarretas del destino?


Me doy cuenta de que lo que necesito aprender en esta vida es a dejar pasar las cosas. Dejar ir las oportunidades que nunca fueron mías. Debo aprender a soltar. ¡Oh Dios, cuanto me dolieron esas palabras hace ya tantos años! “Si amas a alguien, déjalo ir; si vuelve, es tuyo, si no... nunca lo fue." Al parecer lo único que me toca es aprender que nada ni nadie nos pertenece y eso es lo que duele entender. Es duro cuando todo se te escapa por entre los dedos como arena seca. A veces queremos que las compañías, las situaciones los objetos sean eternos, y la realidad es que sólo nos tenemos a nosotros mismos y lo que con trabajos logremos construir en nuestra persona. Lo único que realmente nos pertenece son las decisiones que hemos tomado, los errores de los que hemos aprendido y la persona que nos queda tras tantas caídas. Moreteada y todo, sé que aun me queda camino por recorrer, caídas de las cuales debo levantarme.

Creo que a partir de hoy me voy a enfocar en lo que me queda de las pérdidas mas que en aquello que perdí.              EL DESAPEGO. 
Se dice fácil pero cuando nos encontramos con la sensación de pérdida inminente lo que hacemos es apretar mas fuerte y eso nos hace perder aun mas aquello que tanto queremos proteger. Es como sujetar una pequeña cipsela de diente de león entre las manos, si por protegerla apretamos, no quedará nada, mas si la soltamos al viento llenaremos el valle de cientos de blancas cipselas que nos alegrarán el paisaje y por siempre permanecerán en nosotros. Así las personas nos deben hacer mas felices embelleciendo el mundo que nos rodea. Quizá el interrumpirles en esa misión es como destruirles y por eso entre mas nos aferramos mas quieren huir de nosotros. Creo que mejor sería que todo aquello que nos aportaron durante el tiempo que nos acompañaron, fuera a lo que nos aferráramos. A esos recuerdos felices, a esas palabras de sabiduría, dulzura o aliento. A todo lo que nos pudieron hacer crecer, a todo lo que nos dieron a aprender. Al amor inmenso que nunca desaparecerá por todos aquellos que han bordado en nuestras vidas.

Debería uno también soltar aquellas oportunidades que casi habíamos saboreado. Si no se dan es por algo y ese algo es que no eran para nosotros. Creo que esto es mas fácil de asimilar pero duele también. En especial cuando la desesperanza se apodera de uno. El pensamiento clave, creo yo, es "esta oportunidad se hace a un lado para darle paso a La Oportunidad" Y aunque a veces parece que detrás de aquella fila de oportunidades menores no aparece aquella que tanto esperamos, algún día llegará.

Supongo que el día en que logre disfrutar el soltar de todo y todos como lo hago al ver volar las pequeñas semillas del diente de león, es porque estoy lista para partir y por eso no lo he logrado. Lo que si he logrado hasta ahora es un cúmulo de lindos recuerdos, un ramo de personas entrañables que me han configurado y montonal de errores que me han hecho crecer un poco cada día. Llevo mi valija llena y no pesa, al contrario me ayuda a seguir caminando y aprendiendo.