lunes, 3 de junio de 2013

Mar: herencia familiar o de la humanidad?

Hace aproximadamente un año, cambiando canales en la televisión, comencé a ver lo que parecía un documental. Poco a poco el contenido del documental fue llenándome, más y más de emoción. No lo podía creer, estaba viendo un documental sobre sirenas. Hablaban de una nueva especie que tenía el mismo origen que nosotros pero como las ballenas y los delfines, había vuelto al mar. Desbordada de emoción y con el corazón latiendo a mil por hora decidí investigar más acerca de lo que estaba viendo. Con gran desilusión encontré que tan sólo era una película que simulaba ser un documental. 
No se necesita mucho para mover mi imaginación en esa dirección, sin embargo, creo que es un ejercicio de ciencia ficción muy interesante. Reconstruir un ser mitológico a partir de los conocimientos que tenemos de las creaturas que habitan este planeta y como han logrado adaptarse a los retos que hacerlo plantea, es sumamente creativo y casi lo podría catalogar como artístico.
Aparentemente no sólo mi imaginación está esperando este tipo de provocaciones, la película causó revuelo y movió a mucha gente, tanto que hace unos días presentaron la secuela en televisión. Ahora con formato de noticiero, lleno de videos y de pruebas sobre la existencia de sirenas, nos provocan de nuevo, nos invitan a soñar con estos seres míticos. En el primer documental, uno de los personajes principales menciona que somos una especie muy solitaria que siempre está buscando quien más está allá afuera. Justamente es esa soledad y esperanza de compañía que hace que sean tan creíbles estos videos, queremos que sean ciertos, queremos tener a alguien cercano, con quien relacionarnos o identificarnos.
Para mi no importa que estos videos sean ficción, las sirenas están en algún lado, preguntándose si realmente nosotros existimos, especulando y haciendo leyendas sobre los encuentros que han tenido con nosotros y los objetos extraños que dejamos en su mundo. En el fondo la ficción no es más que la intuición de aquello que muy dentro sabemos real en el presente, el pasado o el futuro.
Y si no están en el mar, al menos dentro de mi hay una. ¿Quién, al igual que yo, se anima a revelar su verdadera identidad?

lunes, 4 de marzo de 2013

Nel mezzo del cammin di nostra vita

Cuando Dante escribió la Divina Comedia tenía mi edad, aproximadamente la mitad de la esperanza de vida de las personas en esa época. Yo creo estar más cercana a una tercera parte, por la época, por herencia, ya veremos. Creo que es un buen momento para reflexionar. 
El otro día noté algo muy curioso, mis amigos comienzan a decirme Celita. Es interesante, pasé la primera tercera parte de esta tercera parte de mi vida luchando por que así me llamaran, después lo olvidé y dejé que la vida tomara su curso y que la gente fuera como quería ser y que me llamaran como les naciera llamarme. Y ahora, años después me lo he ganado, no lo peleo, simplemente lo he ganado. Me llena de ternura y emoción esta manifestación de cariño. Ya no es que soy la pequeña de la casa, ni es que así me distinguen de mi madre, es una manera de demostrar un cariño muy especial. Gracias a todos los que de esa u otra manera me dan su cariño.
Hace un tiempo hice un ejercicio para aprender a tallar madera. Cabe mencionar que quedó en boceto y nunca aprendí a tallar en madera, la vida se interpuso. Bueno, algún día llegará el momento de pasar mi maqueta en yeso a madera. El ejercicio consistía en hacer un tótem cuyas partes fueran animales que representaran lustros en mi vida. Para el primero elegí un pez, por ser una creatura que aun estando confinada y sin entender gran cosa de lo que la rodea se mueve con libertad y seguridad en un mundo tan ajeno al nuestro. El segundo bloque lo ocupa un felino, creatura flexible, ágil, inteligente que desdeña las imposiciones de su entorno y hace sus propias reglas. Seguido por la terrible adolescencia en la que elegí un murciélago que se oculta entre sus alas, afectado por las agresiones del entorno se esconde. La siguiente etapa es una especie de metamorfosis de esta creatura oscura que se oculta en las sombras a una libélula, una creaturita pequeña pero valiente y fuerte. La pieza en ese entonces remataba con una libélula. La libélula en mi bestiario personal no sólo es ese valeroso insecto, cazador que enfrenta la vida sin temor, sino que es apenas una especie de larva, germen de algo aún más glorioso, un dragón. El dragón, es una creatura majestuosa que sabe quien es y no le teme a nada, se desplaza tranquilo por la vida consciente de su valor y fortaleza, no le teme a nada ni a nadie y no necesita demostrar nada, simplemente es. Creo que es el momento de comenzar a tallar mi dragón, he pasado mi etapa de preparación y comienza una nueva etapa, una etapa de ser, hacer y estar. Ahora con la seguridad de los años vividos, de los caminos transitados, de las lecciones aprendidas, sé que puedo moverme por la vida como el dragón que tanto anhele ser. Los años dirán como se irá transformando mi dragón y en que forma terminará sus días pero por el momento estoy realmente feliz de volar segura al fin.