domingo, 27 de junio de 2010

Autismo que atrae

Esto es algo que me ha correteado desde aquel concierto de Chick Corea con su banda Origin en la Netzahualcoyotl, allá por mayo del 98 (por cierto, Aarón, gracias por compartir). Curioso como es la memoria, con todo lo que disfrute el concierto, lo que me quedó grabado en la mente y en la piel es la imagen y las sensaciones provocadas por el bajista Avishai Cohen. ¡Dios mio, este hombre es uno con su instrumento, y cuando lo está tocando es como si no pudiera hablar y teniendo tanto que decir, lo saca con música y que música! 

Lo recuerdo envuelto en una luz azul, solo, con su contrabajo, nadie mas existía, nada más importaba. Con toda la fuerza que deben tener los dedos de un bajista, él, acaricia su instrumento y escucha delicadamente como le susurra al oído. Siente como cada sonido de esas cuerdas le van encendiendo la piel, se muerde los labios, poco a poco la electricidad que corre por su espalda contrae todos sus músculos, su cara se transforma. El contrabajo sigue susurrando, sólo ellos se comprenden y su pasión crece con cada nota tocada. Ardiente, incrementa la fuerza con la que tira de esas cuerdas, sus dedos cada vez mas ágiles seducen a las cuerdas que tiemblan cautivadas. Un clímax y finalmente caricias en la madera y unas notas finales. Todos volvemos a la sala contagiados de tanta pasión, no queda mas que aplaudir.

¿Recuerdan lo que les dije de la pasión? Esto es pasión y no tonterías, un hombre que cuando se entrega a su instrumento parece no poder otra cosa en esta vida mas que tocar, no tiene otro idioma, no tiene manera de decirnos eso que se le desborda. Envidiable ¿no?

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