Y después de un gran drama, otra vez en pie. No sé si es toda la gente maravillosa que me rodea, los avances en el proyecto, la visita a CU, los nuevos planes, el regreso de las estrellas a mis noches, o una combinación de todo, pero me siento tan bien, tan renovada, tan emocionada y totalmente lista para recibir lo que la vida me regale. Pensándolo bien, quizá, sólo quizá, es que estoy aprendiendo la lección. ¿Será que en verdad estoy aprendiendo a dejar volar la cipsela, finalmente?
Lo importante es esta maravillosa sensación de que frente a mi están de nuevo todas las opciones esperando. De nuevo soy el capitán de mi propio barco y puedo llevarlo a donde yo quiera. Miles de puertos que explorar, todo el mar por recorrer, el mundo entero por cruzar.
Así, con el viento acariciándome, las estrellas guiándome y mi destino esperando, no me queda más que decir:
¡LEVEN ANCLAS! ¡A TODA VELA!
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